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Foto del escritortapionerviajes

Aventura en las alturas en el Valle Sagrado

Actualizado: 16 sept 2019


Te recomendamos una experiencia de escalada sin necesidad de conocimientos previos y una noche en las alturas observando la noche estrellada del Valle Sagrado.

Me recogieron en el hotel en Cusco y junto con mi grupo nos trasladaron al Valle Sagrado de los Incas. El paisaje y la conversación hicieron muy corto el camino a Pachar, junto al río Urubamba, donde se encuentra la enorme pared de roca que vamos a escalar y arriba las suites Skylodge.

Cuando se ve la empinada pared la incredulidad se apodera de ti, ¿cómo podre llegar hasta allí? te preguntas. Pero desde el primer paso te das cuenta de que estas por realizar una ¡escalada fascinante! Porque el camino que recorres es seguro y relativamente fácil, la conocida como la Vía Ferrata, una instalación permanentemente, una escalera de metal y un cable de acero que corren a lo largo de toda la ruta, donde quedas sujeto con un doble gancho. Este mecanismo proporciona a las personas sin experiencia en escalada la oportunidad de moverse a través de espectaculares paisajes de montaña y sentirse como un verdadero alpinista.

El ascenso de unos 400 metros tiene una duración de unas tres horas. Durante la escalada los nervios provocan risas en el grupo, y el cansancio se supera con paradas en solitario, cuando sentada como un cóndor posado sobre la roca se puede admirar el paisaje que te rodea. Una vez arriba, en el final del trayecto, encontramos el Skylodge Adventure Suites, donde nos esperaba nuestro alojamiento, una capsula transparente y aislada suspendida en el aire, una cómoda cama llena de almohadas y unas vistas espectaculares que nos acompañaron en la cena y durante toda la noche, cuando apareció la fascinante Vía Láctea. Después de cenar y relajarte con la paz que ofrece este maravilloso lugar, me sentí totalmente satisfecha.

Por la mañana, tras un delicioso desayuno, contemplando el amanecer entre las laderas del valle sagrado que domina Ollantaytambo, comenzó el regreso, el descenso. Una bajada con 5 tirolinas que me llevaron literalmente volando sobre y entre las montañas, mientras gritaba de felicidad y algo de miedo. El último tramo del descenso lo realizamos en rappel, dejando la enorme piedra que nos había acogido otra vez en las alturas.

¡Estoy lista para otra aventura!


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