Recorrimos la isla durante once días en el mes de junio. Nos sorprendieron sus ciudades únicas, sus ruinas griegas, romanas, el arte barroco, árabe - normando y bizantino, admiramos sus volcanes y disfrutamos cada uno de esos días de su variada gastronomía. No tuvimos tiempo para conocer sus playas –teníamos que establecer prioridades- y hubiéramos necesitado más horas para empaparnos con calma de todos sus rincones.
Palermo – Monreale – Segesta - Erice – Selinunte - Agrigento - Villa romana del Casale – Caltagirone – Scicli – Modica – Ragusa - Noto - Siracusa Catania - Siracusa - Taormina - Randazzo (Etna) - Milazzo - Panarea – Stromboli – Cefalú- Palermo
Los mejores momentos:
Es difícil señalar los lugares que más nos gustaron. No dejéis de ver en Monreale, la Catedral de estilo normando, aunque en su construcción participaron artesanos sicilianos, árabes y bizantinos, con unos increíbles mosaicos, el famoso Pantocrator y su bello claustro; la Villa Romana del Casale, Patrimonio de la Humanidad, con sus increíbles mosaicos; la pequeña y elegante ciudad de Scicli, decorada con muy buen gusto, con árboles de aldelfas, llena de terrazas coquetas y señoriales edificios oficiales construidos con piedra amarilla clara al igual que sus calles, lo que le dan un aspecto muy luminoso; recorrer Siracusa y pasear por Ortigia.
Las mejores decisiones:
Destinar más de diez días de tus vacaciones a esta isla, que merece ser visitada con calma y no dejar sin ver sus rincones más emblemáticos. Aunque siempre está la opción de regresar. Y planear tu viaje en los meses menos concurridos, el mejor momento la primavera.
Una equivocación:
Es un error pensar que es posible comer a cualquier hora: las trattorias y restaurantes cierran a las 15 horas, a partir de ese momento solo puedes conseguir algún trozo de pizza al corte o panini en una “tabla calda”, y la diferencia es abrumadora.
Una buena experiencia:
Descansar de los recorridos del día en la terraza de alguna trattoria o restaurante y disfrutar de la increíble comida siciliana, fruto de la mezcla de diferentes culturas y de una excelente materia prima. Además, si eres dulcero, probar un “cannoli”, un dulce característico de la isla hecho de masa frita rellena con crema de queso ricota.
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